"Reflexiones entre la Muerte y el Creador" (Parte I - Conclusión)

 


Título: "Un Encuentro Caféïlosofico en el Café del Ángel 

"La trayectoria de cada existencia está marcada por un inicio y un fin, abrazando la ineludible ley de la vida y la muerte. Algunos parecen desvanecerse al concluir su jornada sin un propósito evidente, mientras que otros encuentran su último aliento inmersos en la búsqueda de un significado trascendental. Así, al partir, se nos recordará por haber vivido con convicción, incluso paradójicamente bajo el manto de una fe específica; pues la muerte carga el peso de lo material, mientras que el silencio perdura inmutable. La distancia se desvanece mientras la vida, vigorosa, brota bajo ella, revelando su esencia más allá del peso de la materia más volátil: la vida." - Thomas A. Riani

Introducción:

En este inusual escenario, imaginemos un diálogo filosófico que trasciende la mera conversación, donde la vida y la muerte se entrelazan en una atmósfera única del tango. Aquí, el tiempo y el espacio quedan en segundo plano, ya que lo verdaderamente importante son los dos personajes centrales de esta historia: dos viejos amigos que se reúnen cada semana en una ciudad distinta del mundo para tomar un café y compartir sus pensamientos.

Este encuentro inesperado entre la Muerte y el Creador se desarrolla en un acogedor café de la capital porteña, donde la penumbra y el aroma del café recién hecho crean un ambiente especial. Aunque estas dos entidades cósmicas parecen moverse en direcciones opuestas, su vínculo se basa en secretos profundos y reflexiones que desafían los límites de la existencia.

Estás entidades se reúnen para explorar los misterios del universo en un rincón que es a la vez terrenal y mágico. En esta conversación memorable, lo divino y lo humano se entrelazan en lo espiritual, revelando una conexión más profunda de lo que aparenta ser.

La Muerte y el Creador, dos viejos amigos de la eternidad, seleccionan este pintoresco café en Buenos Aires como el escenario para su encuentro casual. Lo que parece ser una coincidencia se convierte en un destino inevitable mientras las notas de "La Cumparsita," el icónico gotan de Gerardo Matos Rodríguez, llenan el salón porteño. Bajo el encantamiento de la orquesta, surgen momentos profundos de reflexión y cuestionamiento que desafían nuestra comprensión de la existencia y el viaje hacia la ausencia.

Así comienza esta historia, una narrativa que desvela los misterios y reflexiones que emergen en este lugar especial, donde las grandes ideas y los secretos del universo se entrelazan al compás de Buenos Aires y el tango. Tejiendo una trama que invita a explorar los límites de lo conocido y lo desconocido, esta singular conversación fusiona lo terrenal y lo celestial, desencadenando una serie de eventos extraordinarios que, más tarde, serían plasmados en una carta de reclamo y reflexión dirigida al Creador.

"El inconsciente se manifiesta a través de imágenes, ya que los sueños son testigos silenciosos de profundas verdades que se prestan a una variedad de interpretaciones. Los sueños, por su naturaleza, son ricos en significado y complejidad, revelando múltiples facetas de nuestro mundo interior."

*Aclaración importante*

En estos diálogos, no encontrarán un glosario o una nota al final que explique los términos o conceptos relacionados con las canciones, cantantes, autores o músicos de orquesta vinculados al tango. Esto es así porque considero que, si algo despierta su curiosidad, se les presenta una valiosa oportunidad para explorar y aprender por sí mismos. Me baso en la firme convicción de que mi padre, en una ocasión, compartió una lección que permanece grabada en mi memoria y que deseo transmitir aquí: "La sabiduría se encuentra en la alegría, no en las preguntas".

Este diálogo es un ejemplo vivo de ese principio, ya que la auténtica sabiduría puede hallarse en la emoción de la exploración y el descubrimiento personal. No proporcionaré definiciones o explicaciones explícitas porque la belleza de la música y la poesía del tango reside en la experiencia individual y en la conexión que cada persona puede encontrar con esta forma de arte única. Los grandes dilemas existenciales son verdaderamente universales.

"Sin la imaginación humana, el acto de adentrarse en las páginas de un libro pierde su esencia y su potencial transformador." - Autor de la obra.

"Initium dialogi" (Inicio narrativo en 3º persona)


En el mismísimo corazón porteño, ahí en Buenos Aires, surge ante tus ojos el enigmático Café del Ángel, como si el tango y la filosofía hubieran decidido compartir un mate en el umbral que separa lo efímero de lo eterno. Ni Borges con el hombre de la esquina rosada podría haber descrito mejor el ambiente de la muerte y el creador.

El entorno es un rejunte de onda hipster y un aire vintage que te envuelve, haciéndote sentir como en casa, si tu hogar tuviera ese toque de misterio. Las luces tenues, como lamentos de tiempos olvidados, proyectan sombras que evocan un antiguo teatro griego en cada pared, a pesar de que el sol del día brilla allá afuera. El aire se satura con el cautivador aroma a café recién hecho, de una marca bien nuestra, y la fragancia de una bebida que parece extraída de un recuerdo de épocas pasadas se mezcla en el ambiente.

Todo esto se entrelaza en perfecta armonía con el humo del tabaco mágico, dejando su huella en un cenicero cercano, como vestigio de historias que se entrelazan con el presente. ¡Así es el Café del Ángel, un rincón de Buenos Aires donde el pasado y el presente se abrazan con nostalgia y encanto!

La decoración del lugar es una amalgama de estilos que parece haber sido recopilada a lo largo de los siglos, como si cada objeto estuviera ansioso por compartir su historia única en cuanto se le brindara la oportunidad.

En la penumbra del rincón más misterioso del local, justo debajo del cuadro que captura a un ángel entregado a las notas melancólicas de un bandoneón de doble A, como si estuviera a punto de desgarrar el alma con "La Muerte del Ángel" de Astor Piazzolla, nos encontramos con la Muerte. Allí reposa, tranquila, sumida en un debate existencial mientras la música fluye en el ambiente tanguero. Pero lo que llama la atención no es solo la atmósfera musical del dos por cuatro, sino la elección de vestimenta de la Muerte.

En lugar de la típica túnica oscura que podríamos esperar, la Muerte desafía las convenciones celestiales adoptando un estilo más propio de un seguidor romántico del rococó. Es como si, de repente, decidiera hacer una audición para una banda de rock neoclásica en lugar de adherirse al protocolo del más allá. Parece que la Muerte está en huelga contra la solemnidad, y en su lugar, ha decidido hacer una declaración de moda propia en el reino etéreo.

¿Quién hubiera pensado que una de las leyes naturales se rompería simplemente por desafiar el código de vestimenta celestial? La Muerte parece haberse rebelado con estilo, como si estuviera protagonizando su propia revolución de la moda en el más allá. Tal vez, detrás de esa imagen tan glamorosa, la muerte sea simplemente una fase elegante en el ciclo interminable de la vida. ¡Una fiesta de la muerte como nunca antes se habría imaginado, donde la ironía y la moda se entrelazan en un baile eterno!

Este singular contraste se fusiona de manera sorprendente con el ambiente del café, como si la personificación de la Parca misma hubiera liderado esa banda durante décadas, interpretando su macabra sinfonía en las noches de melancolía. La capa que la envuelve es un despliegue de lujosos detalles en un tipo de oro blanco, con hilos delicados que parecen casi ocultos a la mirada desprevenida. Parece que la Muerte adquirió este atuendo de la época de la toma de la Bastilla, pero parece no importarle no tener su tradicional túnica negra; después de todo, hay que darse ciertos lujos, ya sea aquí en la tierra o en el más allá.

Los ojos profundos de La Muerte, enmarcados por una sombra misteriosa, escrutan a los clientes del café como si poseyeran la capacidad de desentrañar secretos más profundos que el último episodio de una serie de Netflix. Cada mirada es un enigma, y cada gesto es una pieza en el rompecabezas de las almas perdidas que habitan este rincón oscuro y decadente del mundo. La ironía parece impregnar el aire, acompañando cada suspiro y carcajada de los parroquianos, como si la misma Muerte se hubiera unido a la orquesta del inigualable director Juan D'Arienzo en el escenario de la vida, tocando su propio tango macabro, como impartiendo ademanes violentos en este singular espectáculo terrenal.

En el extremo opuesto del café, casi en un hexágono que parece desafiar las leyes de la geometría, aparece el Creador, visiblemente apresurado, con una sonrisa que parece haber sido extraída de las alturas de su reino y colocada rápidamente en su rostro. Sus uñas parecieran necesitar una audiencia con el manicurista cósmico, y sus pies dan la impresión de haber paseado por la poesía de Homero. A pesar de estas particularidades, el Creador logra acomodarse en su asiento con un suspiro de alivio. Deja su abrigo con elegancia sobre el respaldo de la silla, como si esperara que el respaldo se convirtiera en su asistente personal.

"Perdona la demora", se disculpa el Creador con humildad, mientras lucha por disipar la sensación de haber seguido cometas galácticos. "¿Alguna vez has sentido el calor de enero?" pregunta con una voz que lleva consigo los ecos de innumerables eras, rugosa y poco armónica. "Pensé que sería una excelente idea, pero claramente, mi conocimiento climático necesita una actualización", añade con una risa que oscila entre la incertidumbre cósmica y la complicidad interdimensional. "Tal vez debí haber consultado a los fieles antes de cambiar el clima en la Tierra, ya que, como bien sabes, la fe se nutre de las peculiaridades de la humanidad."

Quizás la muerte sea la respuesta, y todo sería más sencillo en este aforismo: El dilema persiste, a menudo, los objetos y bienes materiales adquieren una importancia desmesurada en comparación con el puro y sincero sentimiento del amor, lo que conduce a que los romances que surgen en entornos públicos acaben atrapados en conflictos legales.

La Muerte, esbozando una sutil sonrisa, asiente con solemnidad, pero señala con claridad que ni el clima ni la obsesión por lo material son responsabilidad suya. Su mirada penetrante permanece fija en el Creador. "Eso, querido 'Don pretérito pluscuamperfecto', fue apenas uno de tus errores", responde con una voz profunda y resonante, que parece reverberar en el universo mismo. "Los habitantes de las profundidades tienen sus propias opiniones sobre tu sentido de la puntualidad", agrega con un toque de ironía, sin apartar la mirada del Creador.

El camarero del Café del Ángel, un joven elegantemente vestido con camisa blanca y chaleco negro, se acerca a la mesa con una mezcla de respeto y familiaridad. "¿La de siempre, señores?", pregunta, inclinando la cabeza con un toque de incertidumbre sobre el género de la Muerte. La Muerte asiente con impaciencia, como si quisiera que el momento pasara lo más rápido posible, y el Creador también asiente mientras hojea el menú por un momento antes de cerrarlo con una sonrisa.

"Sí, lo de siempre. Un tostado, por favor. Hoy tuve que lidiar con Francisco de Asís, un hombre encantador, pero, para ser honesto, parece llevar una vida modesta. Ni siquiera posee una tarjeta de crédito. Es importante tener fe, pero también es necesario vivir. Él podría ser mi seguidor más leal en la Tierra; aunque ya no esté entre los vivos, su lealtad perdura como el primer día. Perdona mi lenguaje, pero así es la vida en la Tierra. Quizás sea el único hombre que me dijo algo verdaderamente asombroso, y espero no estar equivocado al decir que sus palabras fueron algo como esto: 'Deseo poco, y lo poco que deseo, lo deseo intensamente muy poco'. Realmente maravilloso, ¿verdad?" 

La Muerte asiente con una sonrisa sarcástica, como si estuviera completamente de acuerdo con la ironía de la situación, reafirmando su asombro ante el hecho de que ese fraile tiene la receta de la felicidad. "La verdad, bravo por ese Francisco", comenta.

El camarero se retira con un gesto elegante y discreto, sin haber comprendido del todo lo de Francisco de Asís, ya que en la Tierra no todos son religiosos. La conversación entre la Muerte y el Creador continúa en murmullos profundos, mientras la vida y la muerte parecen converger en un espacio donde el tiempo fluye de manera peculiar. El Café del Ángel sigue siendo un lugar donde lo etéreo y lo tangible se entrelazan, y donde las conversaciones trascienden los límites de la existencia.

El Creador y la Muerte comparten un silencio significativo, sus miradas se cruzan en un entendimiento profundo. En ese mágico instante, la figura del ángel en la silueta del cuadro parece cobrar vida con una intensidad que desafía las leyes de lo estático. Se desprende del marco con gracia, como si fuera un bailarín de tango experto que se desliza sobre el piso de un salón abarrotado. Sus alas etéreas se despliegan majestuosamente, y sus ojos resplandecen con una luz celestial que ilumina la habitación.

El tango "Che bandoneón" de "Del querido Gordo Pichuco y Manzi" se intensifica, llenando el café con la pasión y melancolía propias del género. Los acordes del bandoneón acarician el alma de los presentes, transportándolos a las calles empedradas de Buenos Aires y al arrabal porteño. La música se convierte en un puente entre el mundo tangible y el espiritual, como si el ángel estuviera danzando al compás de la vida misma.

El Creador, inmerso en este momento de trascendencia, recuerda una cita de un novel escritor, que con un toque de filosofía, captura la esencia de su encuentro y de la experiencia que están viviendo:

"En el café de la existencia, la vida y la muerte conversan como viejos amigos. Cada sorbo es un latido, cada palabra es un suspiro. Así, entre la calidez y la penumbra, el infinito se encuentra en un instante, y la eternidad en un segundo. En esta danza etérea de música y arte, el ser humano se conecta con lo divino, recordando que, en medio de lo efímero, la eternidad se encuentra en los pequeños instantes de belleza que nos regala la vida." – (Subsecretario de ideas extravagantes en el vasto cosmos de la absurdez.)

En este café mágico, el tiempo se detiene, y el Creador y la Muerte se sumergen en un diálogo silencioso que trasciende las palabras, compartiendo un entendimiento profundo de la vida, la muerte y la eternidad. El tango sigue sonando, y en ese rincón de Buenos Aires, el arte, la filosofía y la espiritualidad se entrelazan en un abrazo eterno.


Un Cortado y una Lágrima para un Diálogo:

Escena 1: Café del Ángel

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: Antes que nada, quiero disculparme nuevamente por la demora. Vengo de la casa de Asis y de paso pasé a visitar a la Madre Teresa; ellos te manda saludos. Ahora, volviendo a la ciudad, el tráfico fue realmente complicado, y encontrar estacionamiento gratuito por aquí cerca ha sido todo un desafío. Un día de estos, espero que puedas ver el impresionante automóvil que adquirí. Es como una verdadera nave espacial por dentro, y el sistema de aire acondicionado hace que el viaje se sienta como si estuviera en el espacio. Lo compré de una persona que, al parecer, está relacionada con Henry Ford, quien sigue diseñando allá arriba.

Ahora que lo pienso, la semana pasada disfrutamos de un café en Roma, justo en frente del Trastevere, donde Federico Fellini solía inspirarse para sus increíbles películas. Ese café italiano era realmente delicioso. Recuerdo que pedí un "ristretto" bien concentrado, y tú optaste por un "lungo" más largo con un poco más de agua. La verdad es que gracias a ti, me he convertido en un amante del café, algo que jamás habría imaginado. Hasta la Muerte se relaja tomando un cortado.

Narrador:(una figura enigmática vestida de negro, influenciada por los estilos rococó y el neoclasicismo) se dirige a su creador con su voz sombría y elegante.

Muerte : No es necesario que te disculpes tanto por lo que pensarán los simples mortales. Agradezco los saludos de la Madre Teresa; todavía recuerdo el año y la hora en que tuve el honor de llevarla. Lo más triste es que esa mujer divina y maravillosa murió de lo más preciado que tenía, el corazón. Fue una situación realmente dolorosa, pero como bien dijo, la Madre Teresa nos enseñó que el dolor es como besos y caricias, aunque personalmente prefiero menos besos.

En cuanto a Francisco, sabes que es un gran hombre en todos los sentidos. Me alegra escuchar sobre tu nueva adquisición de vehículo. Y hablando del café que mencionaste, ¡fue en Roma! Qué lugar tan hermoso, ¿verdad? Además, ese director del que hablas es realmente talentoso. Me enteré de que planea hacer una película sobre ti. Claro, los talentos de Hollywood siempre están en busca de lo mejor. Esto me recuerda a ese chiste sobre cómo los americanos llevan 30 años persiguiendo al mismo vietnamita, pero es parte del buen humor. En general, el mundo es un lugar maravilloso, ¡y el café aún más delicioso!

Ahora, querido amigo, una vez más nos adentramos en la exploración de los misterios de la vida. Como siempre, tú continúas con tu trabajo, y yo con el mío. Aunque sirvo a tu voluntad, amigo mío, soy yo quien enfrenta las adversidades, pero no estoy aquí para quejarme. No, no estoy aquí para eso en absoluto."

¿Ves dónde nos encontramos? En Buenos Aires, esa ciudad que tanto me fascina, con sus calles evocadoras de Borges y Cortázar, un lugar donde la pasión no conoce límites en ningún aspecto del arte y el deporte, aunque, por supuesto, no tanto como tu amada Belén. Comprendo que cada uno guarda un cariño especial por su lugar de origen, más aún si en él floreció tu propio Hijo."

Dejemos a un lado esos temas de nacimiento. Sé que el léxico porteño y el lunfardo pueden resultarte un tanto complicados de entender, pero déjame decirte que me encanta el tango, o mejor dicho, el "gotán," mi amigo. No te preocupes, no espero que lo domines de inmediato.  Además, me han llegado rumores de que has estado cantando canciones del zorzal criollo por aquí. No puedo negar que tienes talento, aunque resulte un tanto irónico. 

"¡Oh, quién lo hubiera imaginado, tú y yo aquí, en el Café del Ángel, de entre todas las personas y lugares posibles. Observa a ese "artista" en la televisión, sí, ese mismo que ahora ostenta el título de gobernador en esta tierra. Recuerdo cuando su talento musical no era precisamente sublime, y pensar que ahora se dedica a la política... ¡Realmente estamos viviendo en un país donde la democracia se desborda en su habilidad para brindar oportunidades! ¿Te lo puedes creer?"

Este recuerdo me hace pensar en uno de mis encuentros con Sigmund Freud. Me preguntó si conocía las tres causas perdidas, y yo le respondí que no tenía la menor idea. Entonces, con una sonrisa, me soltó esta perla: 'Las tres causas perdidas son la política, la educación y el psicoanálisis'. ¡Ja, ja! No puedo evitar reírme de eso. ¡Vaya ocurrencias tenía Freud!

"Permíteme tomar la guadaña, así la guardo con cuidado. Ojalá en algún momento en tu sindicato se les ocurra diseñar una herramienta más moderna que esta anticuada. Mi espalda está destrozada, pero no te preocupes, no me seduce mucho la conversación después de un par de palabras y algunos cafés. Por favor, entrégame la guadaña para que pueda guardarla discretamente. La gente aquí me observa con cierta desconfianza, sin saber que algunos de ellos ya figuran en mi lista. ¿Qué mejor manera de alegrar esta reunión que con un toque de ironía?"

Narrador: El Creador da un paso atrás, alcanzando a la Muerte con su guadaña, momentáneamente olvidando el peso de esta antigua herramienta, la cual carga consigo el peso de todos los difuntos del mundo.

Creador: "Claro, amigo, guárdala con cuidado. Había olvidado el peso de semejante instrumento. ¿Crees que soy un inventor? Eso mejor dejémoslo en manos de otros. Tendrás tu guadaña de bolsillo, sin duda, porque, la verdad, es bastante pesada, ¿verdad? No pude resistir la tentación de ese chiste sobre Freud; siempre tan espontáneo. ¿Le habrá faltado el amor de su madre, no crees? Si eso no es gracioso, ¿qué lo es? Lo digo con cariño, como un amigo."

Y en cuanto a ese individuo que ahora se encuentra en la televisión argentina dando su conferencia, sabes, ayer no era un artista, y parece que hoy tampoco es precisamente un político. ¿Qué puedo decir? Conozco la fórmula para este tipo de transformaciones, especialmente por estos lados: "La política es como el viento que sopla fuera de la ventana: más allá de los partidos o afiliaciones, los políticos necesitan tener un oído selectivo, una visión aguda, un bolsillo generoso y un codo doblado para sobrevivir y florecer en este siempre cambiante entorno."

Como bien sabes, mi amor por explorar el mundo en su totalidad es innegable, pero mi corazón sigue latiendo con fuerza en Belén. En cuanto a mi hijo y todas esas cuestiones del pasado, han quedado atrás; él es ahora un hombre con su oficio de carpintero, aunque hace tiempo que no lo veo, debería pasarme por su taller familiar. Retomando lo que mencionabas sobre el lunfardo y mi modesto idioma, me sorprendió descubrir que, en realidad, el término "Botón" se utiliza para referirse a los agentes de policía. ¡Fue toda una revelación! Es por eso que mencionaba que quizás en el futuro, un "botón" aparezca en la esquina y solicite tu permiso para portar una guadaña. Hasta que eso ocurra, seguirá ajeno a nuestra verdadera identidad y podría causar un auténtico enredo, ¿quién lo diría?

Hablemos de nuestras conversaciones, querido amigo. Es innegable que siempre nos sumergimos en los abismos del pensamiento. Hace poco me crucé con Francisco de Asís, un hombre que vive en la humildad y la fe, sin intereses terrenales. Le ofrecí mi ayuda, pero él no tiene nada que pueda ofrecerme a cambio, solo su profunda devoción. A veces, querida Muerte, la verdadera riqueza reside en la fe y la compasión, más que en las monedas de este mundo.

Mis disculpas por cambiar de tema, sé que no es necesario que respondas, pero me intriga saber de dónde obtuviste ese atuendo tan elegante, un estilo francés del siglo XIX. Aunque estamos un poco "maduros", es realmente sorprendente...  

Muerte: "¡Oh, la cafeína! Es precisamente mi debilidad, pero de vez en cuando, es divertido acompañarla con un par de cucharaditas de almas en una taza humeante. Y tú, ¿siempre tomando notas sobre la existencia? Es irónico que el ser supremo encuentre tiempo para derramar una lágrima; una paradoja juguetona, querido amigo. Parece que incluso los dioses necesitan un pañuelo en ocasiones. En cuanto a mi vestimenta, soy la Muerte, y me visto como me place. Este estilo francés rococó me resulta encantador. Y algo más, mi esposa me lo regaló por mi cumpleaños. Veo que te has olvidado, y mejor ni me preguntes la edad, ¿verdad?"

Y perdona que cierre con esta pregunta interestelar, ¿tu ayuda a Francisco no será mejor que ayudaste a un pobre santo que ni siquiera tiene una cuenta en las Bahamas? ¿Acaso el banco celestial es tuyo, o eso creí escuchar de algún ángel? ¡Perdona, amigo, si andas manejando el negocio diligente del más allá!

Escena 2: Café Servido 

(Int. Café acogedor - Día) 

Narrador: El camarero regresa con las bebidas justo en el momento en que el creador se escucha decir "¡Feliz cumpleaños!" con un tono que deja en claro su habilidad para olvidar fechas importantes.

Camarero: Disculpen la espera. Aquí tienen su cortado y su Lágrima y su tostado. Si necesitan algo más, solo díganme.
 
Muerte: "Gracias. ¡Oh, olvidé el azúcar! Lo solucionaré. En cuanto a la política, es importante utilizar palabras más apropiadas. Siempre fuiste bueno en las citas espontáneas."
 
Creador: ¿Azúcar? ¿No es algo prohibido por tu "profesión"? Ah, cierto, tu señora lo mencionó.
 
Narrador: (El camarero mira perplejo mientras la Muerte busca azúcar.)
 
Camarero: Mis disculpas por inmiscuirme, no suelo hacerlo, pero debo preguntarte, misteriosa dama, ¿cómo te las ingenias para conseguir azúcar? ¿Te aventuras sigilosamente entre las mesas de los difuntos y te apoderas secretamente de paquetitos de azúcar? ¡Sería un giro genuinamente macabro en tu misterio y funesta historia!

Muerte: (Sonríe de manera enigmática) No temas, apreciado servidor, mis métodos son tan ancestrales como la propia eternidad. Sin embargo, no debes inquietarte, querido, tu nombre aún no ha sido inscrito en mi lista, o al menos eso creo... por ahora. 

Narrador: La figura de la muerte se alza majestuosa, envuelta en una penumbra misteriosa, y con un gesto sereno, despliega un pergamino de fuego, donde cada palabra brillante es como una chispa etérea. Con su mirada profunda, la muerte emana la solemnidad de siglos pasados y le ofrece palabras cargadas de una antigua sabiduría.

Muerte: "No, querido, no estás en la lista, y no te preocupes por darme tu nombre; tu alma lo revela por completo".
 
Narrador: El camarero, sobresaltado por la presencia de la muerte, siente un nudo en la garganta que le aprieta como un tenaza. Un sudor frío del suspenso le empapa la frente mientras con manos temblorosas acomoda desesperadamente el cuello de su camisa. El silencio se torna espeso como niebla densa. Finalmente, en un tono tembloroso, apenas un murmullo que se deshace en el café, balbucea: "Lo siento". Sus palabras son tan tenues que se deslizan por el aire como hilos de araña en el viento.

Escena 3: Conversación Dulce 

(Int. Café acogedor - Día) 

Muerte: Por supuesto, querido, era solo una broma lo de mi lista. Permíteme aderezar esta conversación con los matices de la vida y la muerte, el exquisito sabor del plenilunio existencial. Al menos, eso es lo que creo. Con una cucharita o dos, estaría bien, ¿no crees? Antes de que te marches, ¿podrías traerme esas medialunas? Dos, si es posible. Las que preparan aquí son una delicia, creador, te las recomiendo.

Narrador: (El camarero esboza una sonrisa misteriosa y, como si desafiara las leyes de la física, se desvanece poco a poco en el espacio. En un instante vertiginoso, más rápido que el sonido, reaparece con las medialunas y, como un suspiro en la brisa, desaparece nuevamente sin que los anfitriones se percaten de su partida.)
 
Muerte: "Al menos, aquí hay alguien más rápido que tú, Creador. ¿Viste cómo ese mortal, cargado de medialunas, realizó su proeza? Ahora comprendo por qué todos se consideran príncipes en la Tierra. Claro, después de todo, se dicen hijos de Dios. ¿No es gracioso ese comentario sarcástico? Lo malo es que ese pobre mortal no tiene ni idea de su propio talento para la velocidad, ni de su parentesco divino".

Creador: Siempre me haces reír, Muerte, pero tu observación es acertada: todos ellos son príncipes en potencia. Desafortunadamente, la mayoría de las personas no se dan cuenta de ello, ya que persiguen frenéticamente objetivos y acumulan posesiones como si fueran guardianes celosos de un tesoro efímero. No se percatan de que el amor es el verdadero refugio donde podemos encontrar paz y plenitud durante el transcurso de nuestras vidas. Esta filosofía nos invita a reevaluar nuestras prioridades y enfocarnos en lo que realmente importa: las conexiones humanas y la búsqueda de la felicidad en las cosas sencillas de la vida.

Y ahora que estamos en este lugar tanguero, donde me sumergiste la otra vez, escuché ese hermoso tango de una bella voz gardeleana, por supuesto, "El Príncipe", creo que se llama.

Tú siempre me lo tarareas, es hermoso, algo así como:

"Príncipe fui, tuve un hogar y un amor,
Llegué a conocer la dulce paz del querer;
Y pudo más que la maldad y el dolor,
La voluntad de un corazón de mujer.

Y así, llorar hondo pesar hoy me ves,
Pues para luchar ya no tengo valor;
Lo que perdí no lo encontraré otra vez,
Príncipe fui, tuve un hogar y un amor."

¡Qué letra, mi amigo! ¡Jaja! Algo bueno tenía que surgir de esta situación.

Muerte: Sigue, mi amigo, qué lindo cantas. Incluso golpeas la mesa y zapateas. ¿Verdad que el tango se siente más que la mismísima vida? Se llama "Príncipe," la música es de dos autores, uno es Anselmo Aieta, el maestro que compuso, entre muchas cosas, ese maravilloso vals llamado "Palomita Blanca," y el otro es Rafael Tugols. La letra es del querido Francisco García Jiménez. ¡Vaya, amigo, hasta terminamos hablando del arte! Es lo mejor que has inventado en todo esto de la creación. Y si la canta Héctor Mauré, y nunca lo olvides.

Escena 4: Billetera Olvidada

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: ¿Por qué fijas hora para que olvide?

Muerte: Es simple. La gente que está viva tiene problemas, y olvidar es una liberación.

Creador: No estoy de acuerdo, Muerte. Olvidar puede ser una forma de evasión, pero también es un regalo para superar y aprender.

Muerte: La gente en el cementerio ya no tiene problemas. Están en paz.

Creador: La paz no es la ausencia de problemas, sino la capacidad de enfrentarlos. La vida es un desafío, y cada problema es una oportunidad para crecer.

Muerte: Quizás, pero los que están vivos a menudo anhelan la tranquilidad de los que ya no lo están.

Creador: La vida es valiosa, incluso con sus dificultades. Olvidar no es la solución, aprender a vivir con esos problemas es el verdadero desafío.

Muerte: Interesante perspectiva, Creador. Pero, al final, todos me encuentran, ya sea por olvido o por elección.

Creador: La muerte puede ser inevitable, pero mientras estemos vivos, tenemos la oportunidad de darle significado a nuestra existencia.

Narrador: El tiempo parece desdibujarse en el acogedor café mientras el Creador entona el tango. Es en momentos como estos cuando los minutos se convierten en simples sugerencias en el flujo de la existencia.

En un instante de pausa en su canto, una idea cósmica se abre camino en la mente del Creador. Frena y realiza su ritual financiero celestial con una mezcla de gracia y distracción, recordando lo humano en lo divino, quizás haciendo homenaje al querido Dicepolo en su letra desgarrada de la realidad fingida. Camuflaje es la canción que entona: "Hoy en día todo es grupo, disfrazado de verdad, una sarta de mentiras ha invadido la ciudad. Cualquier gato con tarjeta se da de gran señor, y los chorros se dan cita en el campo del honor". Y en su épico estribillo, sentencia la obra con la siguiente frase: "Camuflaje..., apariencias engañosas que no dejan ver las cosas como son en realidad..."

Creador: (Pequeña risa) Resulta irónico que, en medio de la creación de constelaciones y el ajuste de las leyes del cosmos, mi propia incapacidad para recordar mi billetera celestial sea el único obstáculo en mi camino. Incluso los dioses pueden ser descuidados, ¿verdad? (Sonríe) ¿Me harías el favor de cubrir este café? Parece que mi divina reserva de efectivo está pasando por un período de escasez momentánea.

Muerte: (Sonrisa irónica) ¡Vaya giro sorprendente! Incluso el Creador supremo, el coreógrafo de los ballets estelares y el autor de las crónicas del tiempo, olvidó su billetera. No te preocupes, considero esto una de las curiosidades cósmicas. Asumiré con agrado la responsabilidad de esta inusual indulgencia. Como solía decir, "Incluso el más sabio de los dioses puede cometer un error de novato de vez en cuando".

Y parafraseando a mi amigo Dicepolin con un toque irónico y celestial:

 Cuando rajés los tamangos
 buscando ese mango
Que te haga morfar...
La indiferencia del mundo,
Que es sorda y muda
Recién sentirás.

Escena 5: Reflexiones sobre la Existencia

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: ¡Ah, mi apreciado "dicepolin", siempre estás ahí cuando mi creatividad divina necesita un impulso! A lo largo de todas las eras, has sido mi fiel compañero en momentos de confusión y duda. Pero nunca olvides que, entre todas las metáforas que me has brindado, la primera de todas es "Lita," o como solía llamarse en el pasado, creo que era "Pascual Contursi". La primer metáfora del mundo puesta en una canción, creada por ese monstruo, y la frase es realmente mortal, mi amigo: "Y la lámpara del cuarto también tu ausencia ha sentido, porque su luz no ha querido mi noche triste, alumbrar."

Ahora, dejando atrás un poco el tango y retomando nuestras profundas reflexiones "Caféïlosoficas," hablemos del miedo y el dolor. Aunque soy el creador de todo en este mundo, ¿qué opinas sobre estas emociones que he concebido?

Narrador: (El Creador asiente con serenidad mientras eleva su taza de café en homenaje a los Contursi por su invaluable contribución a las letras del tango.)

Muerte: (con una mirada reflexiva) En efecto, Creador, has sido mi inquebrantable aliado a lo largo de los eones. Sobre el miedo y el dolor, en mi existencia eterna, he sido testigo de la dualidad de estas emociones en el corazón de los seres mortales.

El miedo, en su esencia, les recuerda su propia vulnerabilidad y limitación. El dolor, por otro lado, es un recordatorio de su condición efímera y finita. Aunque eres el arquitecto de esta realidad, estas dos emociones son intrínsecas a la experiencia humana. Son las que a menudo los impulsan a buscar significado, a crear, a amar y a crecer.

En un mundo sin miedo ni dolor, la vida podría carecer de profundidad y aprendizaje. La dualidad de estas emociones, aunque a menudo dolorosa, también es lo que da lugar a la comprensión, el coraje y la empatía en sus vidas. En última instancia, el miedo y el dolor son las sombras que hacen brillar más intensamente la luz de la esperanza y la alegría en el tejido de la existencia humana, ¡un tango eterno en tu gran obra, Creador! La ironía de todo esto es que, en la oscuridad del sufrimiento, a menudo encuentran la chispa de su resiliencia y la capacidad de apreciar plenamente la belleza de la vida.

Escena 6: Significado en la Paradoja

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: Comprendo tus inquietudes, Muerte, y admito que tus observaciones sobre el miedo y el dolor son profundos. El miedo es, sin duda, un constante recordatorio de lo efímera que es la vida, y el dolor, una experiencia que despierta emociones y reflexiones en aquellos que se sumergen en los mundos que creamos. Mi habilidad para dar vida a estas emociones es un aspecto crucial de mi narrativa.

Muerte: Es cierto, querido Creador. El miedo es como un viento helado que acaricia la nuca de quienes se aventuran en tus creaciones, recordándoles su propia vulnerabilidad. Y el dolor, esas palabras que plasmas en el papel, son como dagas afiladas que atraviesan el corazón de los lectores, provocando una tormenta de emociones y reflexiones.

Creador: Gracias, Muerte. Aprecio tus elogios y reconozco que, en mi búsqueda de la verdad y la profundidad en mis escritos, a veces dejo un rastro de sarcasmo y palabras inventadas como "Caféïlosoficas". Pero al final del día, sé que esas palabras son solo el envoltorio de la verdadera esencia de mis historias.

Muerte: No te preocupes, Creador. Estoy aquí para recolectar almas, no para juzgar las palabras que eliges. En última instancia, tu habilidad para tejer emociones y reflexiones a través de tus narrativas es lo que me hace volver una y otra vez.


Escena 7: "Charlando entre Humo y Sabores Exóticos"

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: (Dirigiéndose a la Muerte) ¿Qué te parece, querida Muerte? ¿Te gustaría un cigarrillo de esta exquisita marca? No son cualquiera; son los "Davidoff". Los compré la otra vez cuando viajamos por Suiza. Han pasado casi tres semanas desde entonces.

Muerte: (Mirando al Creador, frunciendo el ceño) No, gracias. No tengo necesidad de fumar. Además, no es muy saludable. ¿No lo sabías? Gastar el dinero de tus seguidores en cigarrillos importados no parece muy apropiado para un líder político.

Narrador: (Mientras hablan, un mozo se acerca rápidamente a la mesa)

Mozo: (Con un tono amable pero firme) Disculpen, señores, pero no se permite fumar aquí. Es una política del establecimiento.

Creador: (Sorprendido) Oh, disculpa, no sabía que no se podía fumar. Mi error, y tú, Muerte, siempre tan suspicaz para arruinar los momentos.

Muerte: (Mira al mozo y le sonríe) A veces, las reglas son necesarias para proteger la vida, incluso en este lugar. (Luego, se dirige al Creador) Sabes, a menudo es mejor seguir las normas, ya que pueden ahorrarnos problemas innecesarios.

Creador: (Reflexionando sobre las palabras de la Muerte) Tienes razón, Muerte. Deberíamos recordar que la vida es frágil y preciosa, y a menudo esas pequeñas normas existen para preservarla. Gracias por recordármelo.

Creador: ¡Perfecto! Menos mal que las almas no necesitan propina para cruzar ese umbral. ¿Quién hubiera pensado que sería tan complicado mantener un sistema cósmico en orden?

Muerte: La ironía de la existencia, ¿no es intrigante? Por cierto, ¿percibes esa melodía? Es "Verano Porteño" de Astor Piazzolla. Curioso cómo el destino, ese tejedor caprichoso, a veces entrelaza hilos inesperados, como nuestra charla hoy.

Escena 8: Encrucijada del Tiempo y la Eternidad

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: ¡Vaya, Piazzolla era como un mago con el bandoneón, creando música que hace que incluso el calor ardiente de un día de 40 grados parezca un suspiro fresco! Y sobre el destino, ¿quién diría que en pleno día de calor estaríamos aquí, compartiendo reflexiones filosóficas? Algunos podrían decir que el destino es el director de una película épica, mientras que otros podrían pensar que es solo un espectador curioso con un balde de palomitas de maíz.

Muerte: ¡Ja, un poncho en pleno calor! Supongo que en nuestro cruce entre la vida y la muerte, el clima es solo una anécdota. Yo me pregunto si las almas que recojo notan la temperatura. Tal vez algunas prefieran un clima más cálido, mientras que otras quieran una eternidad con brisa marina. Quién sabe, la muerte es un misterio que desafía incluso las estaciones del año, ¡y aquí estamos, burlándonos del calor y la muerte con estilo!

Escena 9: Conexiones y Reflexiones

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: Cierto, cada uno con su propia mirada de la realidad. Y ahora que estamos a punto de disfrutar de este café, ¿sobre qué querías dialogar?

Muerte: Espero que mi comentario no suene a resentimiento, pero he notado que, en tu reparto, tiendes a subir al escenario a personajes como artistas y pensadores, mientras me dejas lidiar con la resaca de la vida: políticos, mentirosos, desviados y, no lo niego, unos cuantos rockeros de mente nublada. Tienes un sentido del humor retorcido, Maestro.

Escena 10: Perspectivas Cósmicas

(Int. Café acogedor – Día)

Creador: ¡Ja! No puedo negarlo. Tal vez he sido un poco parcial en mi elección de protagonistas. Pero esos personajes "coloridos" son los que dan ritmo a la sinfonía de la existencia. Ahora que has iluminado esta perspicaz paradoja, sigamos el diálogo.

Muerte: Aprecio tu sentido del humor, Creador. Siempre encuentras formas de mantener la conversación interesante. Aunque a veces me pregunto si debo estar celosa de tu fascinación por los artistas y pensadores.

Escena 11: La Complejidad de la Existencia

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: Oh, querida Muerte, ¡no hay necesidad de celos! Tú también despiertas reflexiones profundas en aquellos que enfrentan la inevitabilidad de cruzar ese umbral. Cada uno de nosotros juega un papel crucial en el gran teatro cósmico.

Muerte: Eso es cierto. Nuestras acciones, nuestros encuentros, dan forma al tejido mismo de la existencia. A veces, mientras observo el último aliento de un ser humano, me pregunto si han aprovechado al máximo su tiempo en este mundo.

Escena 12: Encrucijadas

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: Y esa es una pregunta que todos debemos hacer, incluso aquellos que, como yo, diseñaron este escenario. ¿Hemos creado oportunidades suficientes para que las almas exploren, crezcan y se conecten?

Muerte: Es una cuestión intrigante, pero nunca olvides que el Big Bang nació de un chispazo, salió de un error mío en un pasado desagradable. A veces, el miedo y el dolor que mencionábamos antes parecen desviar a las personas de sus propios caminos de descubrimiento.

Creador: (Sosteniendo una taza de café con expresión pensativa al escuchar que toda creación salió de un chispazo de la Muerte, el Creador cambia el tema del Big Bang y bromea) Sin embargo, el conflicto y la adversidad también son parte integral de esa experiencia. A través del desafío, las almas encuentran fuerza y resiliencia. Como observadores, no podemos intervenir directamente en sus decisiones, pero podemos sembrar las semillas del cambio. ¡Es como si estuviéramos jugando al ajedrez con el destino, pero sin saber todas las reglas!

Muerte: (Inclinando la cabeza) Cierto, el sufrimiento a menudo conduce a la transformación. Aunque, me pregunto si podríamos haber hecho más para guiarlos en esos momentos oscuros. A veces, el peso de la soledad y la incertidumbre parece abrumador incluso desde mi perspectiva.

Escena 13: Experiencias Humanas

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: (tomando un sorbo de su café) Cierto, pero también son los catalizadores del cambio. A través del dolor, las almas aprenden a sanar y a apreciar la alegría. A través del miedo, encuentran la fuerza para superar obstáculos. Es como una especie de baile cósmico, ¿no crees? Un tango entre lo amargo y lo dulce, y a veces, la pista está llena de sorpresas.

Muerte: (con una pizca de humor) ¡Exactamente! A veces desearía que mi trabajo fuera tan sencillo como llevar a alguien al más allá con un billete de ida directo, pero aquí estoy, desenmarañando las historias de vida más intrincadas. Ayudo a las almas a liberarse de sus ataduras terrenales y guío su transición hacia lo desconocido. Es como ser el director de una película donde el final es un misterio para todos los actores.

Escena 14: Transiciones del Universo

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: Y esas transiciones son tan valiosas como la vida misma. Cada encuentro contigo, querida Muerte, es una oportunidad para las almas de enfrentar lo inexplicable y abrazar la incertidumbre con valentía.

Muerte: Una valentía que, a menudo, se pasa por alto en la vida cotidiana. Los seres humanos a veces se distraen con trivialidades, olvidando la importancia de vivir auténticamente.

Narrador: Al final de la escena, observa cómo un niño vendedor de periódicos se gana la vida en medio del café acogedor, mientras el creador, visiblemente agitado, juega de manera juguetona, consciente de que incluso la creación tiene sus imperfecciones.

Escena 15: La Conversación Continúa

(Int. Café acogedor - Día)

Creador: Exactamente. Pero es precisamente por eso que tenemos estas charlas: para recordar, reflexionar y asegurarnos de que, incluso en medio de la ironía cósmica, la esencia misma de la vida no se pierda. Estamos aquí en este enigmático café compartiendo lo más importante de este viaje. Creo, sin exagerar, que la mayoría de los humanos no se dan cuenta; siguen obsesionados con cuidar sus tarjetas de crédito en lugar de correr hacia sus amores: padres, madres, hijos. No se dan cuenta de que ahí radica la verdadera vida. Uno no es el cazador en esta jungla llamada sociedad mundana; más bien, uno es víctima del tiempo. Esa comprensión se encuentra desde un simple gusano hasta la más fría bestia del mundo animal.

Muerte: (Mientras toma su último sorbo de café y observa la mesa) Tienes toda la razón, amigo. Estas conversaciones son un recordatorio poderoso de la importancia de cada experiencia y de cómo la vida y la muerte están entrelazadas en un baile eterno. (Hace una pausa y observa al niño vendedor de periódicos) A veces, las luchas y los triunfos pasan desapercibidos para aquellos que continúan inmersos en su propio mundo. Se preocupan por sus casas, sus autos, sus jardines. Pero, amigo mío, es verdad: la vida radica en el abrazo constante del día y en el manto de la noche, por la gracia de estar vivos.

Escena 16: "Down and Out (Sin un centavo y un gol en contra)"

(Int. Café acogedor – Día)

Narrador: En un giro cinematográfico, el Creador, con un gesto elegante, llamó al camarero en medio del bullicio del bar, solicitando la cuenta de lo que había sido un copioso banquete cósmico. Pero, ¡oh, desastre! En ese preciso momento, el Creador se dio cuenta de que había dejado su billetera en casa. Realmente, entre nosotros, ya lo sabía, y aunque se lo había dicho a su amigo al comienzo del diálogo, pensó en hacer una nueva artimaña para salir del apuro que ni el mismísimo Marlon Brando podría emular sobre las tablas. Es una actuación del mejor cine negro europeo, algo que el Creador hace de manera casi rutinaria. Esta escena se asemeja en parte al estribillo del tango "Cara Rota," que tan bellamente cantaba Gardel. Oh, la ironía del momento, ¿verdad?

"Cara rota, que en tu vida no has pagado ni por equivocación, Garronero..."

Es una escena trágico-cómica, pensar que su billetera cósmica quedó en casa, como si el mismísimo universo conspirara para jugarle una broma cósmica. Mientras el camarero avanzaba, el Creador, con una mirada de desconcierto, buscó respuestas en las constelaciones que parpadeaban en el techo del bar.

Sin previo aviso, la Muerte, tranquila como un pepino en su característico atuendo negro, surgió de entre las sombras del rincón más oscuro del bar. Con un movimiento hábil y un toque de humor cósmico, extrajo el dinero exacto de su túnica, troleando al Creador en su propio juego. La Muerte soltó el dinero con una elegancia que parecía haberla ensayado en incontables velatorios, y el Creador, recuperando su compostura, aceptó el dinero con resignación.

"Vaya vueltas que da el cosmos para recordarnos que somos mortales", suspiró el Creador, con una mezcla de humor y filosofía de barra que arrancó una sonrisa cómplice en los labios de la Muerte. Era como si el sarcasmo del destino fuera el entretenimiento favorito de ambos.

Pero en un giro irónico de los acontecimientos, en un segundo de lo más atroz, una radio situada en una esquina del café comenzó a transmitir el emocionante partido de "Los Diablos Rojos del Abismo", un equipo del inframundo, y su entusiasmo estruendoso se apoderó del ambiente. Las apasionadas voces de los comentaristas se mezclaron con los vítores de los habitantes del bar porteño, quienes celebraban cada jugada con gritos ensordecedores. La radio en cuestión era "AM760 del Inframundo", conocida por su estilo vibrante en la cobertura de eventos deportivos en el submundo. El narrador estrella, Dante "El Rugido" Luciferno, famoso por su emotiva narración, llevaba a los oyentes al mismo averno, haciéndoles sentir la tensión y el entusiasmo del partido.

En ese último minuto de tiempo añadido, cuando la tensión estaba en su punto máximo, el jugador llamado Belcebú "El Implacable" anotó el gol de la victoria para Los Diablos Rojos. El bar estalló en júbilo, con el Creador, quien apoyaba al equipo rival (San Lorenzo) y a los Santos del Cielo, apretando los puños en señal de frustración antes de recuperar su serena compostura. La Muerte, que guardaba en secreto su pasión por el equipo contrario, no pudo ocultar su descontento, como si el resultado del partido le hubiera arrebatado un pedazo de su inmortalidad, sobre todo porque se trataba de la semifinal de la copa del inframundo.

No obstante, este efímero conflicto pasó como una estrella fugaz en la constelación de sus interacciones. Ambos compartieron un instante de complicidad cósmica en medio del acogedor café, donde las paradojas del universo parecían mezclarse con el aroma del café recién hecho. La Muerte, a pesar de su rivalidad deportiva, no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa ante la impredecible ironía de la vida, y el Creador, asumiendo la lección cósmica del momento, contempló su taza de café con una mirada reflexiva y una pizca de sarcasmo, como si el mismo cosmos se hubiera tomado la libertad de jugarle una broma.

Escena 17: Reflexiones cósmicas

(Int. Café acogedor - Día)

Muerte: (con un toque sarcástico) Salir de este momento sombrío que generas en este bar, amigo, es una de las razones por las que te tolero. Pero, como dices, encontramos significado en todo. Y en nuestras charlas, hallamos un refugio donde la Muerte y el Creador pueden compartir sus pensamientos más profundos.

Creador: (con una sonrisa modesta) Precisamente, es a través de la paradoja, la música, las conversaciones y la ironía que el tejido del universo avanza en su curso. Como hilos entrelazados en el tapiz del tiempo, cada taza de café compartida y cada último aliento exhalado revelan las innumerables historias que definen a la humanidad.

Escena 18: Cuestión del Tiempo y la Eternidad

(Int. Café acogedor - Día)

Muerte: (reflexiva) Qué hermosa manera de verlo, Creador. Aunque provenimos de mundos diferentes, nuestras reflexiones convergen aquí, en el Café del Ángel.

Creador: Así es, querida Muerte. Y que esta convergencia continúe, mientras el tiempo y la eternidad sigan entrelazados en esta danza cósmica.

Muerte: Es asombroso cómo nuestras reflexiones nos conectan, a pesar de nuestras diferencias fundamentales. Ahora, en esta encrucijada del tiempo y la eternidad, siento que hemos compartido algo verdaderamente especial.

Creador: (con gratitud) Estoy de acuerdo, querida Muerte. Estas conversaciones siempre me llenan de perspectivas frescas y me hacen apreciar aún más la complejidad de la existencia.

Escena 19: ¡Mozo, la Cuenta, por Favor!

(Int. Café acogedor – Día)

Narrador: En ese "deslumbrante" momento, el Creador, cuyo sentido de la moda era tan atemporal como un vinilo rayado, decidió hurgar en el abismo de su guardarropa, desenterrando una prenda prehistórica que, al parecer, le habían regalado en la Edad de Piedra. Sorprendentemente, aún no había considerado actualizar su atuendo. Sus dedos exploraban su atuendo con la misma expectación con la que alguien espera encontrar un mamut en un sombrero de neandertal, cuando se toparon con algo tan genuino como una película de ciencia ficción de los años 50: ¡una moneda completamente falsa! Parecía que su habilidad para la creación había inspirado a algún bromista cósmico a crear una versión "imitación" de las monedas celestiales. Parece que incluso más allá de los confines del espacio, alguien tenía un sutil sentido del humor.

Muerte: (con sarcasmo mortal) Oh, por supuesto, Creador. Una propina falsificada, justo lo que uno esperaría de un ser supremo tan magnánimo como tú.
Creador: (riendo de manera tan auténtica como una grabación de risas enlatadas) Sabes, Muerte, incluso los dioses necesitan su dosis de comedia de vez en cuando. Pero no te preocupes, aquí tienes algo más "apropiado" para tu inigualable trabajo.

Narrador: El Creador depositó sobre la mesa una moneda celestial legítima, como si estuviera otorgando un premio de consolación en una feria de juguetes.

Muerte: (con un aplauso irónico) ¡Ah, claro! ¡Todas mis dudas han sido resueltas! Realmente aprecio la lección sobre cómo llevar a cabo transacciones financieras adecuadas en el plano celestial. Sin embargo, este emocionante intercambio de palabras debe llegar a su fin. El taxi celestial me espera, y quién sabe, quizás me lleve a la Convención de Seres Supremos Desactualizados.

Creador: (con un entusiasmo desbordante) ¡Y yo seguiré disfrutando de mis paseos por los caminos estelares, admirando las constelaciones que creé en mis días de ocio cósmico! Quién sabe, tal vez me atreva a tararear una serenata intergaláctica en honor a mi entrañable amigo "El Mudo" mientras camino. ¡Tengo que mantenerme a la moda, después de todo!

Escena 20: La Despedida de los Últimos 20 Minutos

(Int. Café acogedor - Tarde) 

Muerte: (con una voz oscura) Ahí tienes otro monstruo en tu plantilla, ¿eh? Vuelvo a decir, el Creador no es ningún tonto. La verdad es que antes de que te vayas, tienes cada tipo en tu bando. A mí no me toca nada, es más, ese alemán con el bigote ya me tiene cansado. Quiero entrar en guerra con el cielo de los polacos. La verdad, me parece que les voy a dar una sorpresa. Es más, da conferencias y en eso sí que es bueno el nazi. Pero más allá de eso, Gardel, ¡qué monstruo! Y ni hablemos de los pintores que te has llevado. Picasso, Van Gogh, es más, la otra vuelta pasé y vi una muestra celestial en el aula de arte contemporáneo. Vi cómo ese holandés está pintando, es increíble.

Creador: (con una voz tranquila) Ah, querida Muerte, siempre con tus observaciones agudas y un tanto desafiantes. No puedes negar que en mi creación hay una diversidad asombrosa, desde los más oscuros hasta los más luminosos. El alemán del bigote ha causado más estragos de lo que imaginé, pero recuerda que, en el equilibrio de las cosas, la justicia finalmente prevalece. No puedo evitar tus ansias de conflicto, pero considera la belleza que también existe en la creación: la música, el arte, las almas nobles que han dejado huella.

Entiendo, Muerte, que tal vez estemos adentrándonos en las profundidades de la filosofía humana, pero en general, considera que, como mencioné antes, creo que los seres humanos son esencialmente entidades de energía que dan vida a sus cuerpos, y esta energía es la que los impulsa constantemente. Por lo tanto, es crucial que se rodeen de personas que sean receptivas a su energía o, al menos, se inclinen hacia lo humanitario. Esta visión es lo que guía hacia una felicidad segura.

Muerte: Comprendo tu perspectiva sobre la energía y la filosofía humana. Los seres humanos, en efecto, son seres complejos en los que la energía desempeña un papel crucial. La conexión con personas afines puede ser esencial para su bienestar. No obstante, ten en cuenta que mi punto de vista, siendo la Muerte, es algo diferente.

Narrador: En ese momento, el Creador saca un reloj de hora excepcionalmente preciso, que haría que el mismísimo Graff Diamonds Hallucination sintiera envidia. Con una modestia que desafía la imaginación, el Creador consulta la hora.

Muerte: (con un toque de ironía) Siempre tan modesto, mi señor.

Creador: (con una sonrisa) Son las 17 menos 20, Muerte.

Muerte: (con un toque de humor, mientras un esqueleto invisible le hace cosquillas) Gracias, señor de la modestia. Me quedan 20 minutos antes de que llegue el chofer, ese que parece conocer todos los tangos. ¡Casi me hace reír más que un esqueleto en un picaporte!

Narrador: (La risa burlona de la muerte resonó, mientras en un fugaz instante observó el suelo. Después, dirigiendo palabras al creador, le espetó.)

Muerte: Parece que en lugar de saborear con deleite la lágrima que suplicaste, ha surtido su efecto en tu expresión. Quizás podrías intentar ser un poco más hábil en tu juego irónico, amigo.

Escena 21: ¡Taxi!

(Int. Calle Porteña – Tarde)

Creador: (con un suspiro teatral) ¿Oh, lágrimas y preguntas? ¿Acaso en este vasto y enigmático escenario galáctico hay espacio para que mi corazón destile sus secretos en forma de gotas salinas? ¡Ah, la gran sinfonía cósmica, donde cada nota es un suspiro y cada estrella, un acto en este drama eterno! Mientras tú, protagonista de impactantes finales, y yo, artífice de constantes "saltos hacia lo desconocido", danzamos en un vals eterno. Cada uno de tus pasos hacia el abismo se entrelaza perfectamente con mis saltos hacia el abismo creativo. ¿No es esto acaso un dueto incesante y sublime?

Muerte: (con una sonrisa irónica) En esta tragicomedia universal, el llanto se mezcla con la risa, la tristeza con la alegría, y la creación con la destrucción. En ese punto vulnerable, posiblemente encuentres la esencia misma de tu papel en este eterno drama. Ahí donde las lágrimas y las reflexiones se funden en un abrazo inesperado.

Creador: (riendo en tono sarcástico) Siempre desenterrando perspectivas, ¿no es así? Pero, sabes, antes de que te retires nuevamente, o mejor dicho, antes de que caigas en la costumbre de retirarte una vez más, permíteme pedirte algo, como siempre. Parece ser un ciclo interminable, como la pegajosa repetición de una canción pop fuera de tono.
Muerte: (riéndose también con ironía) Bueno, supongo que la eternidad puede convertir incluso las frases en rituales. ¿Un cigarrillo, quizás?

Creador: (rascándose la cabeza con fingida vergüenza) ¿Adivinas mis deseos, amigo?

Narrador: (La Muerte saca una caja de cigarrillos semi vacía de su bolsillo con un movimiento ágil, enciende uno y lo ofrece al Creador, quien observa con fascinación el gesto habitual.)

Creador: Adoro cómo haces eso, es un verdadero espectáculo. Gracias, querido amigo.

Muerte: Parece que las costumbres son difíciles de romper. Siempre logras que termine pagando el café y que me cedas mi último cigarro. Ah, por cierto, por favor, transmítele mis saludos a ese tal "Héctor Mauré", quien surgió en nuestras conversaciones a lo largo de este día. Es un cantante de tango al que tengo un profundo cariño. Realmente sabe cómo llegar al alma: "Clavaste... sin temor, con toda el alma a traición y por la espalda un puñal, y para qué? no ves... te imaginas abriendo el caño 14 con ese tangazo". Un infierno se llama te acordes, maldición. Pudiste haber hecho una excepción ahí y pasarlo para los de abajo, ahí sí que está abierto el Caño 14 del infierno. ¿Viste cómo es el tema del registro de marcas, no persiguen hasta el infierno? Pero qué va a ser, se arregló el dueño y sacó adelante el boliche, y yo voy casi todos los miércoles, puntual. Siempre tengo mi reserva. ¿Viste cómo es, complicado? Si no, los muchachos te dejan afuera como arriba. A las 23 horas puntual, ya estoy sentado en mi silla con una linda dama, disfrutando del placer de la vida. Por cierto, no estaría nada mal que le pases al dueño, Lucifer, un par de cantantes y músicos de tu grilla. No le vendrían mal al dos por cuatro, si a ti también te encanta.

Creador: (riendo mientras inhala el humo) Gracias por el último cigarrillo y los saludos, que serán entregados al maestro. No es mala la idea del Caño 14, pero tendría que hablar con Lucifer, ni siquiera sé si quiere hablar conmigo. La última vez que lo vi, creo que en la avenida, no fue un gran recuerdo para ambos, fue más bien un simple entrevero. Mira, allá está tu taxi. (sonríe con picardía) Cuídate y nos vemos en nuestra cita semanal, o mejor dicho: "En tu esquina real, cualquier cacatúa sueña con la pinta de Carlos Gardel, ¡o debería decir el Gran Creador!"

Muerte: (guiñando un ojo con complicidad y una sonrisa enigmática) Igualmente, viejo amigo. ¡Qué hermoso tango, mi Celedonio! Hasta la próxima. Por cierto, antes de que se me olvide, dos cositas. Una, me voy en taxi porque mi '57 decidió descomponerse nuevamente y lo he llevado al taller San Jurgo, que aparentemente ha abierto una sucursal en la ruta del inframundo. Lo siguiente que quiero mencionarte es que un amigo de verdad no traiciona, por lo que es posible que llegue una carta a tu estimada oficina. Tu atractiva secretaria, la que mencionan como "voluptuosa" debido a que, como dice el tango, "¿quién sabe con qué frase ganaste su corazón...?" Pero volviendo a tu secretaria, se apresurará a asegurarte que no es nada importante. Aunque, ya sabes, no soy muy fan de los chismes. En fin, espero conocer tu reacción en nuestro próximo café.

Creador: (alzando una ceja con escepticismo, como si recordara a su secretaria de turno en una situación comprometedora) ¡Ah, no me digas que sigues con ese cachivache oxidado del '57! Por Dios, mejor dicho, por mí mismo, jaja, siempre me pasa lo mismo, me creo un mortal. Pero volviendo a los cuatro cauchos y tuercas, era para que lo uses un año y te lo saques de encima. Con respecto a la secretaria, no puedo evitar reír, amigo mío. Conoces bien mis gustos. Y en cuanto a la carta, ¿por qué no me lo mencionaste justo ahora, en este mismo instante? Podríamos haber abordado tus problemas de inmediato. Pero en fin, cuando lea esa misiva, como mencionas, te daré mi respuesta en nuestra próxima cita. Saludos.

Narrador: El Creador aprieta con firmeza la mano de la Muerte en un gesto de complicidad. Mientras ella se aleja, un automóvil, un Plymouth proveniente del inframundo, se desliza silenciosamente a la escena. El modelo específico del vehículo carece de relevancia en este sombrío entorno. Lo que realmente sobresale es el conductor, conocido como el Polaco. Después de su retiro espontáneo del canto tanguero, parece haber perfeccionado la flota de taxis "Goyeneche". No es un simple taxista; es un hombre con un bigote ancho, una risa pícara y una mirada de los arrabales porteños. Este individuo comparte una profunda amistad con la Muerte y está envuelto en un aura de misterio y sarcasmo.

La Muerte se acomoda en el asiento del taxi en medio de una ciudad envuelta en humo, donde las luces de neón parpadean intermitentemente y donde la noche está a punto de vestir nuevos secretos. Mientras exhala una bocanada de humo, su mirada se pierde en las estrellas, con una expresión que mezcla ironía y pensamientos profundos en su rostro. El Polaco, vestido con un atuendo que evoca el alma de los arrabales, arranca el vehículo con un suave ronroneo del motor, algo que, como diría su amigo uruguayo Horacio Ferrer, suena más como el graznido de una gaviota en el vano motor.

Antes de emprender el viaje, el Polaco se voltea hacia la Muerte con una sonrisa y un dejo de complicidad. "Muerte, ¿cómo te encuentras este día?", dice con un tono amistoso. "Perdona si me demoré un poco. Acabo de dejar a Chupita y a Catunga en su último destino. Creo que más tarde me toca llevar a Homero al Sadaic celestial. No estoy seguro, pero me mencionó algo acerca del piano de su hermano. ¿Sabes si necesita un afinador o si tal vez le rompió una tecla? ¿Conoces a alguien que pueda ayudarlo?", pregunta con un aire de curiosidad.

La Muerte sonríe con enigmática tranquilidad y responde: "No te preocupes, Polaco, todo fluye como debe ser en esta noche eterna. No conozco a nadie en particular, pero encontraré la respuesta en el momento adecuado." Con estas palabras, el taxi del Polaco se desvanece en las esquinas sombrías de Buenos Aires, llevando consigo el misterio y el destino de aquellos que abordan su vehículo.

El interior del taxi es una amalgama de luces tenues y sombras, creando un ambiente enigmático. El aroma de tabaco y misterio flota en el aire. La Muerte, con su elegancia etérea, se acomoda en el asiento trasero, su mirada fija en el horizonte incierto. El Polaco, con su peinado característico y un cigarro entre los dedos, maneja con una destreza que solo puede adquirirse en los recovecos del inframundo, mientras tararea el tango "Tamar con la Muerte":

¡Tamar!, Tu risa, sin sonrisa y tu mirar,
Tal vez, Hablaban de tu hastío de esperar.

Las calles de la ciudad están desiertas, como si el tiempo se hubiera detenido. El Polaco, con su voz rasposa y tono burlón, comenta sobre la fugacidad de la vida, la ironía del destino y la inevitabilidad de su compañera, la Muerte. Sus palabras son como versos de un tango melancólico, llenas de sabiduría y amargura.

La Muerte, en su silencio, escucha con una atención profunda, consciente de que este viaje trasciende la mera travesía en taxi. Es un encuentro entre lo musical y lo eterno, un diálogo entre el Creador y el fin. Mientras el Plymouth avanza por las estrepitosas calles de la ciudad, donde hace un instante el Creador y la Muerte entrelazaban pensamientos profundos entre contradicciones y misterios que tejen el tejido mismo de la vida y la muerte, el murmullo de la tarde urbana parece fusionarse con su presencia.

El Polaco, en el asiento delantero, se une al silencioso dúo con su voz rasposa y melancólica, cantando con una pasión que parece emanar de las mismas entrañas de la ciudad. Su canto se entrelaza con el zumbido de los motores y el eco de los pasos en las calles porteñas. Es como si el bandoneón de Leopoldo Federico acompañara al dúo estelar, creando una melodía que es a la vez el lamento y la celebración de la vida y la muerte. El taxi se convierte en un escenario efímero donde la música y el destino convergen en una danza fugaz, como si la ciudad misma fuera testigo de esta conexión única entre el hombre, la Muerte y la música que fluye en sus almas:

"Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir,
y al final andar sin pensamiento."

Las palabras del tango fluyen con una melancolía que se funde con el misterio de la tarde. La Muerte, con su mirada enigmática, asiente con aprobación, mientras el Creador exhala el humo de su cigarro en el aire cargado de significado. En ese momento, en el rincón oscuro del Plymouth, se revela la profundidad de la existencia, donde lo transitorio y lo eterno se entrelazan en un vaivén etéreo de pensamientos y experiencias.


Escena 22: In Risu Universum, Finis (Final narrativo en 3º persona)

(Int. Calle Porteña – Tarde)

Narrador: Mientras las palabras del Creador resuenan en el espacio, observando cómo su amigo se aleja en el taxi y, de repente, descubre que tiene su billetera en su blanca túnica, una risa cósmica parece sacudir los confines del universo. Los átomos y las galaxias se entrelazan con las voces en un coro misterioso sobre ese viejo Plymouth, en algún rincón del tiempo cósmico. Como si el mismísimo Gardel estuviera entonando "Volver" en el rincón más remoto de la Vía Láctea, el universo se convierte en un escenario de tango arrabalero celestial, una danza eterna entre la creación misma y la absurda interacción entre dos entidades cósmicas.

En una esquina enigmática de las constelaciones, el universo, quizás, se concede un rincón para una sonrisa burlona mientras nosotros, tercos como somos, recitamos versos al compás del tango "Corrientes y Esmeralda". Mientras los cometas trazan sus propios giros en el cielo, las galaxias susurran sus propias historias cósmicas, riéndose de nuestras complejas divagaciones filosóficas en medio de su vasto escenario.

Y en medio de esta extravagante historia, el mismísimo Creador de todo esto reflexiona sobre la paradoja de la existencia, preguntándose si, en última instancia, nuestra búsqueda de significado es una broma cósmica que el universo observa con ojos estelares.

En un último giro, digno de las paradojas más profundas, la Muerte, envuelta en su majestuosa oscuridad rococó, le pide al Polaco que regrese, que quiere darle un saludo a su amigo antes de encontrarse en la próxima semana. "Sabes cómo es esto, vive el presente, Polaco, pues allí vivirás toda tu vida." La Muerte sonríe, aunque su sonrisa es sombría, como la noche sin fin. "Y, por cierto, Polaco, tengo que pasar a buscar mi vehículo, la camioneta está a unas diez cuadras."

El Polaco queda asombrado por el aforismo, la sabiduría de vivir en el presente, y responde con una sonrisa de complicidad. "No hay problema, Muerte. El estacionamiento lo maneja nuestro querido director, Armando Pontier." La Muerte asiente con un gesto de gratitud, y el auto del Polaco se acerca al café, permitiendo que La Muerte extienda su mano por la ventanilla del viejo automóvil.

El Polaco retoma su canto como si fuera una simple modulación de sus cuerdas vocales, y con un gesto de despedida, agita sus dedos largos y pálidos en medio del bullicio de la urbe, justo en la intersección frente al Café del Ángel. La ciudad, invadida por sus luces titilantes y sus sonidos misteriosos, parece detenerse por un momento en su honor, como si el tiempo mismo quisiera rendir homenaje a esta inusual conexión entre la Muerte, el Polaco y la música que ha tejido el tejido mismo de la existencia, al ritmo apasionado del tango.

Y así, el Creador devuelve el saludo, agitando su mano con una sonrisa, pero con una rapidez digna de Houdini, guarda la maldita billetera sin que la Muerte se percate. En un nuevo giro inesperado del destino, el Creador arranca su marcha por el bajo, avanzando unas cuadras, y de repente, al llegar a una esquina, escucha una voz que entona un tango de su querido amigo, el morocho del Abasto. Este hombre alto, de brazos fuertes y orejas prominentes, canta con una voz ronca, como si la hubiera sacado de las profundidades del tiempo. El tango "DESDÉN" se hace presente, emergiendo de las sombras del pasado. Es Edmundo Rivero, el inmortal cantor del tango, quien, con una sonrisa melancólica, le pregunta al Creador: "¿No quiere pasar al viejo almacén?" A lo lejos, el piano del maestro Pugliese comienza a tocar su melodía inconfundible, como una invitación a un último vals.

Y así, en medio de este cómico enredo de tango y billeteras perdidas, el Creador se encuentra atrapado en un baile absurdo con las figuras más icónicas del tango, mientras las estrellas en el cielo destellan como si estuvieran participando en el chiste cósmico más grande jamás contado.

El Creador, completamente atónito por encontrarse con el hombre en la puerta del viejo almacén, siente la necesidad de inmortalizar este inusual momento. Le pregunta con una sonrisa inesperada a Edmundo, o mejor dicho, el "Feo": "¿Podría sacar una foto, por favor? Esto es para la Muerte". No puede evitar pensar en lo inverosímil de la situación, imaginando la reacción de la Muerte al enterarse de que ha conocido al mismísimo "Feo".

El Creador le estrecha la mano al hombre, sabiendo en su interior que le espera una cita con una voluptuosa secretaria, una situación tan típica de su vida cotidiana. Sin embargo, la invitación del "Feo" no puede ser rechazada, y la ironía de la vida parece jugarle una nueva carta, desviando sus planes hacia un destino inesperado.

En este ciclo eterno de eventos, todo se ensambla de manera absurda y poética, como si el destino mismo se burlara amablemente de nuestra compañía. Y así, en esta parodia tanguera cósmica de encuentros y despedidas, nos enfrentamos a la revelación más penetrante: que el universo, con su caprichoso sentido del humor, nos conduce hacia el abismo de la incertidumbre.

Con cada revolución de la rueda cósmica, entendemos que las riendas de nuestra existencia son simples hilos en manos de lo absurdo. En el cruce entre la vida y la muerte, entre la creación y la aniquilación, el cosmos juega su partida con una sonrisa sarcástica y un guiño pícaro. El hombre que nunca anheló el cargo de secretario, sino más bien el papel de mero observador, nos obsequia una visión aguda hacia el corazón de la existencia, teñida con el matiz oscuro del humor que solo emerge de la ironía suprema.

Así, mientras el telón cae sobre esta escena surrealista, somos despedidos con una risa melancólica, sabiendo que en el gran teatro de la vida, la comedia y la tragedia ejecutan un eterno vals en conjunto. Las notas de este vals cósmico se elevan desde el bandoneón, ese instrumento del alma del tango, mientras las cuerdas de la vida y la muerte armonizan en un abrazo inmortal. Los violines del destino lloran y ríen en un juego eterno de pasiones entrelazadas.

¿Quién diría que en medio de la creación y la destrucción, el café y el tango, los seres divinos y los mortales, encontraríamos este estrafalario y cósmico absurdo? Es como si el director de esta orquesta celestial nos guiara a través de los altibajos de la existencia con su batuta invisible. Y así, en el último acorde de esta sinfonía de lo absurdo, el telón cae, dejándonos con una mezcla de nostalgia y asombro. Fin.



Definición: Caféïlosoficas - Una Invención Lingüística

La palabra "Caféïlosoficas" es una creación mía para capturar la esencia única de las reflexiones profundas y filosóficas que tienen lugar en un ambiente relacionado con el café. Esta palabra fusiona la familiaridad del "café" como una bebida apreciada por su capacidad para fomentar la relajación y el diálogo con el término "filosófica", que evoca el pensamiento profundo y la contemplación intelectual.

Aunque "Caféïlosoficas" no se encuentra en los diccionarios convencionales, su formación creativa refleja la naturaleza siempre cambiante y adaptable del lenguaje. Los neologismos, como este, son ejemplos de cómo el lenguaje se moldea y reinventa para expresar ideas nuevas y conceptos emergentes.

Al combinar dos conceptos aparentemente dispares, "Caféïlosoficas" evoca la imagen de personas sumergidas en discusiones profundas mientras disfrutan de una taza de café. Esta palabra inventada ilustra cómo las palabras pueden ser un medio poderoso para transmitir no solo significados literales, sino también estados de ánimo, emociones y conexiones culturales.

En última instancia, "Caféïlosoficas" es un testimonio de la riqueza de la creatividad humana y su capacidad para fusionar elementos cotidianos en nuevas formas lingüísticas, agregando capas adicionales de significado y enriqueciendo la comunicación. "La felicidad nos brinda la oportunidad de sembrar, pues es nuestro deber cultivarla, no el derecho de esperar cosecharla." 

Deseo expresar mi más profundo agradecimiento a todos aquellos que han sido parte de este emocionante viaje a través de las palabras y reflexiones, un entrelazamiento cósmico que une la creatividad con la contemplación. Quiero dedicar un agradecimiento muy especial a alguien muy querido, ¡Cacho, con todo mi cariño y por el amor al tango, esa pasión que une nuestras almas y nos inspira a través de sus letras y las emociones que transmite.

El tango, esa expresión apasionada y envolvente que brota del corazón, es un lenguaje universal que se teje con las notas de las orquestas y las voces de los cantores. Sus letras cuentan historias de amor, desamor, nostalgia y pasión, y las orquestas añaden una profundidad inigualable a sus melodías. El tango es la banda sonora de nuestras emociones, una danza que nos envuelve en ese compás de dos por cuatro, donde los cuerpos se fusionan al ritmo de los sentimientos compartidos. Quiero dedicar un agradecimiento muy especial a alguien muy querido, ¡Cacho, con todo mi cariño y por el amor al tango, esa pasión que armoniza nuestras almas y nos une aún más.

"En ocasiones, la inventiva léxica se convierte en el estilete de la creatividad lingüística, inyectando un sorbo de frescura en el profundo océano de la comunicación. La creación de palabras, como un hábito ocasional, no solo desafía la monotonía del discurso, sino que también galvaniza las fibras de la expresión, otorgando un matiz a la interacción verbal. Como dije siempre, 'en la yuxtaposición de lo novedoso y lo familiar, nace un festín para las mentes ávidas de exploración'." - Thomas A. Riani

(Nota final al lector: Aunque afirmé que no habría notas finales, recordé la importancia de ser claro desde el inicio de este apasionante diálogo tanguero. En ningún momento el autor de esta obra pretendió asumir un papel de secretario.)

"Chiste del Autor: Cuida el presente, porque ahí vivirás toda tu vida..."

En una tranquila cafetería cósmica, la Muerte y el Creador disfrutan de una pausa para el café. El Creador, con una chispa de humor en sus ojos infinitos, comenta: "Sabes, la gente a menudo te teme tanto que me envían mensajes para obtener prórrogas en la Tierra, como si yo fuera el servicio de atención al cliente de la eternidad".

La Muerte esboza una sonrisa etérea y responde: "¡Oh, sí! Y después, cuando ya no pueden posponerlo, llegan a mí suplicando un mejor destino, como si yo fuera el agente de bienes raíces del más allá".

El Creador asiente y añade: "Es curioso cómo los seres humanos a menudo anhelan lo que está más allá de la vida, cuando en realidad, la riqueza de cada momento se encuentra en el presente".

La Muerte asiente en señal de acuerdo y dice: "Exacto, es en el presente donde pueden tejer los hilos de sus propios paraísos o infernos. Mi papel es solo la última página del capítulo, pero tú, querido amigo, eres el autor de la historia".

Ambos comparten una risa cómplice mientras continúan disfrutando de su café cósmico en esa peculiar cafetería universal.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CONCURSOS: CONCURSOS DE CUENTOS Y DE CUENTOS INFANTILES 2023

PREMIOS CONCURSO DE CUENTOS Y DE CUENTOS INFANTILES 2023 organizado por la Asociación de Artes y Letras de Valencia

CONVOCATORIA para participar en la Antologia "Avíos del alma"