"Un consuelo extraño..."
El todo en nombre del propio todo Epígrafe «Quien se asoma demasiado a sí mismo descubre que no hay profundidad, sino un eco burlón devolviendo la misma pregunta, como si el alma fuese un templo vacío que insiste en fingirse sagrado.» I. El cuerpo como ensayo del pensamiento No escribo: mezclo. Ensayo a ciegas un fatalismo tibio que tantea lo luminoso; una ironía que reza sin dioses; un humor clandestino que intenta apiadar el dolor ajeno para dejar constancia de que estuve, aunque sea de costado. Escribo para que el todo no se esfume en nombre de su propia grandilocuencia, ahora que hasta el silencio—ese maître volátil—empieza a desconfiar y a soltar chirridos insinuantes como cubiertos mal lavados en la vajilla de mi interior. Mi estómago, peregrino elocuente y temperamental, es el primero en levantar la voz: un saco muscular que, privado de su liturgia nocturna, me recuerda con cada onda peristáltica que la nostalgia también puede ser un ácido. Extraña la cena...